miércoles, 7 de marzo de 2012

Te Veo

Vamos viviendo y vamos aprendiendo. Se nos presentan retos y obstáculos que nos brindan una enseñanza para futuras ocasiones. Pero debemos tener algo en cuenta, que “la experiencia no siempre es la verdad, pues aparece coloreada por los ojos de quien la ve”. Por ello es tan importante pararse a reflexionar si la enseñanza que aprendimos fue la correcta.

Y hoy voy a hablaros de una que muchos tenemos interiorizada pero que no es cierta. De hecho es una gran falacia que trae consigo mucho sufrimiento.

Todos hemos amado, o nos ha gustado o interesado alguien que no nos ha querido. Cuando ese sentimiento fue lo suficientemente intenso, hemos empezado a buscar causas y culpables (craso error, la culpa no existe, eso para otro artículo) de que eso sea así. Metidos en análisis, siempre vamos a encontrar cosas que se pudimos haber hecho mejor, siempre, porque no somos perfectos. Es entonces cuando –sobre todo si se es una persona luchadora– aprendemos a ESFORZARNOS más en la próxima ocasión, convencidos de que la causa del rechazo fue habernos equivocado en algo.

Y esta es la enseñanza errónea. Aprender a esforzarse para que nos quieran. Nos ponemos tensos, intentando dar siempre la mejor versión de nosotros mismos, preocupados siempre por la reacción del otro, porque todo sea de su agrado; y lo que es peor, que cuanto más lejos lo sentimos de nosotros más nos esforzamos. Una situación que acaba por agobiar al más pintado, y comenzamos a asociar amor con sufrimiento, ansiedad… Pero esto no es amor, no se parece en nada al amor. El amor es calma, es paz. Entonces, ¿dónde está el error?

La respuesta ha sido uno de los descubrimientos más liberadores de mi vida para alcanzar la paz interior de la que tanto os hablo.

No hay que esforzarse para que nos quieran. Todos, absolutamente todos, con nuestros defectos y virtudes, merecemos que nos quieran, sólo la condición de seres humanos nos hace merecedores de amor. Qué pasa, pues que gracias a dios no todos somos iguales. Entonces vamos a encontrar personas que sepan ver nuestra magia, que aprecien con facilidad pasmosa esa chispa que se encienden en nuestro interior, y habrá otras para las que pase totalmente desapercibida. La clave está en saber asumir que esa persona “no nos VE” como yo lo llamo, VER en mayúsculas, osea reconocer quienes somos (como en la peli de Avatar, que se saludaban diciendo “Te Veo”. Grandioso saludo) y dejarla pasar. Porque por mucho que nosotros sí la veamos y nos encante, nunca seremos felices sin que esa persona nos vea a nosotros. Y no hay absolutamente nada que podamos hacer para que llegue a hacerlo. Nada. Esforzarse es inútil. O nos ven o no nos ven. Esa chispa que arde en el interior de cada uno de nosotros es lo suficientemente resplandeciente por sí sola. Si no la ven, jamás la verán. Y punto pelota.

Es una valiosísima lección que merece la pena aprender. Así, si somos pacientes y esperamos a toparnos con alguien que realmente NOS VEA, entenderemos al fin eso de que el amor es paz y es sosiego. Porque lo que nos trae esa maravillosa tranquilidad es sabernos amados por ser como somos, tal como somos sin que tengamos que hacer nada para conseguirlo. Simplemente nos aman por ser quienes somos, nos aman y punto, aceptan nuestros defectos, nos aman aunque nos equivocamos, porque pase lo que pase siguen viendo esa chispa en nuestro interior, siempre. …. No puede existir en este mundo sensación más maravillosa que esa.

Así que creo que merece la pena el cambio de actitud. Entre otras cosas porque aunque, siendo una persona que nos esforzamos para que nos amen, lleguemos a toparnos con alguien que simplemente NOS VE, no seremos capaces de relajarnos y disfrutarlo. Recelaremos de esa sensación y buscaremos esforzarnos para mantenerla, no nos creeremos que nos quieran porque sí. Y sin relajarse, sin bajar la guardia, jamás disfrutaremos verdaderamente del maravilloso hecho de ser amados.

Antes de terminar, permitidme dedicar este artículo a todas las personas que se esfuerzan, porque tienen toda mi admiración (aunque en este caso llegue a ser contraproducente) por ser como son y nunca rendirse. En especial lo dedico a la persona que ha inspirado este artículo, la que más he visto esforzarse en mi vida.

Y ahora sí me despido con la banda sonora de Avatar, “Te veo” http://www.youtube.com/watch?v=r4HCRhX9L2c

jueves, 1 de marzo de 2012

Es así (de simple)



Una canción absolutamente recomendada para los interesados en VIVIR y no sólo existir.

Porque, como a menudo os tengo dicho, VIVIR no consiste en hacer cosas grandiosas, sino más bien en todo lo contrario. El Arte de vivir (sí, vivir es un arte y existir un oficio) está en saber apreciar y saborear lo minúsculo, lo pequeñito, lo cotidiano; en saber extraerle todo el jugo a esas pequeñas cosas y empaparnos de ellas.

Esta canción menciona por ejemplo "el perfume del viento". El Arte de Vivir está en caminar por la calle y ser capaz de apreciar ese maravilloso olor, embriagarse con él y esbozar una sonrisa porque te sientes vivo. Las personas que son capaces de hacer eso son las personas felices, que saben que la magia de la vida está en esas cosas y que ahí es dónde reside el secreto, y no intentan buscarlo en utopías, ni metas elevadísimas. La Felicidad está disponible para todos, al alcance de la mano, todos podemos disfrutar de "buenos amigos, abrazos sentidos, la música, los libros, abrir regalos" como dice la canción.

Así, no nos perdamos en imposibles, no busquemos más excusas que justifiquen la amargura, simplememte abramos los ojos, miremos alrededor y maravillémonos. Porque estar vivo es un motivo más que suficiente para ser feliz.

Prueba esta nueva actitud y te sorprenderás. Ya me cuentas ;)