La vida es una cuestión de elecciones. Sólo que muchas veces no nos percatamos de que fuimos nosotros quienes elegimos ese camino.
Y en esta vida se puede elegir buscar la felicidad o evitar la infelicidad, buscar el éxito o evitar el fracaso, buscar el amor o evitar el desamor. Y no sabéis hasta qué punto estas elecciones marcarán la diferencia en vuestras vidas.
Seguramente la gran mayoría estaréis pensando que vosotros buscáis la felicidad, el éxito y el amor. Claro, por supuesto, es lo que todos queremos. Pero que lo queráis no quiere decir que lo busquéis activamente. Porque si sois de los que tienen miedo al sufrimiento, que evitan a toda costa las sensaciones molestas, que odian sentirse vulnerables, que cambian de rumbo en la vida cada vez que algo negativo hace acto de presencia… Si sois de esos, me temo que tengo que comunicaros que vivís evitando la infelicidad, el fracaso y el desamor en vez de buscando lo opuesto. ¿Y por qué lo aseguro de modo tan tajante? Muy sencillo:
Cualquiera que se proponga una meta positiva en la vida (y no la negación de una negativa) sabe que no va a ser fácil. La vida siempre exige peaje pero no porque sea así de mala, ni así de dura, ni así de puta como a menudo oigo decir. No. Es porque el único modo de llegar a la cima es escalando y no hay más vueltas que darle. Pues esto igual, para llegar a ciertos puntos hay que superar ciertos desafíos, porque si no eres capaz de superar el obstáculo es que no estás preparado para seguir adelante, es así de simple. Para ser feliz, hay que aprender a ser feliz, para tener éxito hay que aprender a triunfar, para encontrar el amor hay que aprender a amar. Y para aprender hay que superar los retos. Yo no vi a nadie que quisiese aprender a hacer algo y no asumiese que le iba a costar: el niño que aprende a caminar se cae un millón de veces, el que corre cien metros vallas tira mil veces la valla antes de aprender a saltarla. Y es imposible aprender esas cosas tomando atajos en los que no haya que caerse, es imposible, porque la condición para aprender es precisamente SUPERAR EL OBSTÁCULO.
Las personas triunfadoras a las que todos admiramos, son personas que se han enfocado en su meta, que era el éxito, y dieron por bueno cualquier precio a pagar con tal de llegar ahí. Se dejaron la piel y el alma superando los obstáculos pertinentes, tuvieron la constancia para seguir, la fe en su objetivo y el coraje para no desistir. Y nosotros los admiramos, queremos ser como ellos, pero cuando las cosas se ponen feas desistimos. Hay un concepto muy mal entendido con respecto al sacrificio: cuando algo cuesta demasiado es que eso no es para ti y hay que buscar un camino “mejor” por el que transitar, el atajo ese que nunca llega. Y así, convertimos nuestra vida en una huida constante; dejamos los trabajos, desistimos de las metas propuestas, rompemos con nuestras parejas, abandonamos nuestras inquietudes… Sin entender que el camino hacia la felicidad exige pasar por momentos de infelicidad, el camino al éxito momentos de fracaso y el camino al amor momentos de desamor.
El sufrimiento JAMÁS es gratuito, siempre, siempre, trae una lección que enseñarnos. A veces vemos personas que nos parecen muy maduras para su edad, como si hubiesen vivido mucho ya. Simplemente estas personas no han huido de las lecciones, no han buscado utópicos atajos para llegar a la felicidad sorteando los desafíos. Se han quedado en el camino, han persistido, han aprendido su lección y seguido adelante. Y eso los ha hecho más fuertes y más sabios.
Y si el sufrimiento no es gratuito, si los obstáculos sólo son aprendizaje, ¿por qué vives evitándolo a toda costa? ¿por qué abandonas todos los caminos que impliquen sacrificio? Por cierto, cada vez te cuesta más emprender un nuevo camino, ¿a qué sí? Es porque en vez de volverte cada vez más sabio y fuerte superando obstáculos, te estás volviendo cada vez más mezquino y débil huyendo. ¿A qué tienes tanto miedo? ¿A no ser capaz de superarlo? La vida nunca te va a poner una prueba sin darte las armas para superarla. Nunca. Todo lo que necesitas para superar los obstáculos está dentro de ti, sólo que a lo mejor está muy escondido porque no te has molestado en usarlo en toda la vida. Desempolva la espada y lucha.
Quizás la mejor actitud sea atrevernos a coger el camino que realmente queremos tomar (el camino que cogemos para evitar lo negativo no es un camino, es un precipicio que nada puede enseñarnos salvo a caer en un pozo cada vez más y más profundo) y centrarnos en nuestra meta, en lo que queremos conseguir, no perder esto jamás de vista. Eso nos dará fuerza para asumir los obstáculos, que encararemos de frente, sabiendo que no van a matarnos, que no están ahí “para jodernos” sino para enseñarnos. Y cada desafío superado nos dará más fuerza para superar el siguiente. Porque la vida es eso, superar obstáculos, aprender y crecer. No hay más, esa es la única clase de felicidad que conozco.