jueves, 12 de mayo de 2011

Los fantasmas existen

“Espera lo mejor y prepárate para lo peor”
Una frase que habréis oído muchas veces, sino con esas palabras con otras que vengan a decir lo mismo, que desees que te pase algo bueno pero que te prepares para que no sea así.
Una maravillosa actitud… para jodernos la vida (y jodernos es la palabra, sino lee y me cuentas)
Cuando te preparas para que te pase lo peor comienzas a pensar ya en ello, a imaginarlo, a intentar prevenirlo, a pensar en cómo vas a actuar, a convertirlo en tu fantasma. Porque los fantasmas existen. Lo que pasa es que no llevan sábana blanca ni arrastran una cadena, pero tienen una peculiaridad: la capacidad de volverse reales a base de tanto pensarlos.
Cuando yo era niña mi padre estudiaba psicología, y siempre me hablaba de algo que no acabé de comprender sino hace poco. Las profecías autocumplidas. La wikipedia lo explica así “La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición "falsa" de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva "verdadera". Y ahí está el quid: que provoca un nuevo comportamiento. Tú, cuando comienzas a pensar que algo malo puede llegar a suceder y empiezas a darle vueltas en tu cabeza, a dedicarle horas, a temerlo o aunque solo sea a pensarlo, al final acabas alterando tu comportamiento como si eso ya fuese real. ¿Y que acaba por pasar? Que se cumple. Y somos tan geniales que por encima nos damos una palmadita en la espalda y nos decimos: “Ves, si es que yo ya lo veía venir” Va, venga, no os hagáis los locos, ¿cuántas veces os ha pasado?
Lo sé, os cuesta creerme y pensáis que no, que eso acabó pasando porque sí. Pues déjame decirte que es muy probable que lo provocaras tú porque lo temías con tanta fuerza y le dedicabas tantas horas a pensarlo que tu cerebro, que es muy listo y te quiere proteger, empezó a actuar en consecuencia. Por eso no vale de nada esperar lo mejor si nos estamos preparando para lo peor. Un ejemplo práctico: si tú te vas al de la tribu contraria esperando que lleguéis a un acuerdo pacífico pero te vas a él armado hasta los dientes, por si acaso, es probable que en cuanto te vea te ataque. Y luego dirás: “Si es que yo ya lo vi venir” Más bien el que te vio venir fue él a ti, machote.
Y en la vida real esto se manifiesta en múltiples situaciones. Cuando tu negocio empieza a ir regular y ya no pones energía en que vaya bien porque te has convencido de que acabarás cerrando, o cuando temes que una relación salga mal y tratas a la otra persona como si ya te hubiese fallado o te alejas de ella como si ya no formase parte de tu vida. Y es que encontramos una patológica satisfacción en contarnos las alas antes que atrevernos a comprobar si podríamos volar con ellas. Y nos quedamos mirando al cielo viendo como los demás vuelan y maldiciendo nuestra suerte…  La suerte no existe, lo que existen son personas optimistas capaces de aprovechar el viento en su favor porque se atreven a creer que tal vez puedan lograrlo.
Es triste, muy triste, que nos boicoteemos la vida, que no demos un margen a que las cosas nos pueden salir bien. Y aún es peor: si tenemos la suerte de que, con negativismo y todo, las cosas salgan bien y nos sintamos felices,  empezaremos a recelar de esa felicidad, a cavilar que no estamos teniendo algún factor en cuenta o a pensar que es pasajera, que no durará, hasta que consigamos que esa sensación desaparezca. Mira que bien, nuestro universo negativo habrá recuperado su equilibrio y nuestros pronósticos  derrotistas se habrán cumplido, si es que somos unos hachas. Pero no todo son malas noticias, porque el mecanismo también funciona a la inversa. ¡¡Yuhu!! En efecto, si tú esperas lo mejor y das por supuesto que va a ser así tu mente empieza a funcionar como si todo fuese  a las mil maravillas. Y con esa mentalidad es cienmilveces más probable que lo sea porque tus capacidades trabajarán a pleno rendimiento, tus alas estarán a punto.
Además, el preocuparte de antemano lo único que hace es minar tu energía y, cuando realmente salga mal, ya estarás exhausto de tanto negativismo y te será más difícil levantarte. Sin embargo, si tenías tu energía puesta en todo lo positivo, aún en el caso de que salga mal, esa energía positiva te hará reaccionar mejor, encajarlo mejor o incluso buscar una posible solución para no darlo todo por perdido.
Entonces, si esto que proclamo es tan fantástico, ¿por qué no vamos por ahí haciéndolo y la vida no nos va fantástica a todos? Pues porque los seres humanos queremos certezas, queremos saber a qué atenernos, queremos saber qué va a pasar. Y como prever el éxito da miedo porque pensamos “¿y si no se cumple?” Prevemos el fracaso y nos quedamos contentísimos de que las cosas salgan según lo previsto. Como dice Paulo Coelho: “Muchas personas tienen miedo de tener esperanza, prefieren estar preparados para el fracaso”
Da miedo pensar que todo saldrá bien, lo sé, pero anclados al miedo no haremos más que pronosticar desgracias y verlas cumplirse. ¿En eso quieres que se convierta tu vida? Atrévete a creer que todo saldrá bien, atrévete, cultiva esa energía positiva, comenzará siendo una voz pequeñita, aliméntala, hazla crecer con pensamientos optimistas. ¡No tienes nada que perder por creerlo! Si al final algo sale mal (cosa mucho más improbable) habrás ganado dos cosas: no amargarte antes de tiempo habiendo disfrutado el camino y tener una mentalidad mucho más preparada para arreglar los inconvenientes o volverte a levantar si fuese necesario.
Esa va a ser mi nueva actitud a partir de hoy, ¿te apuntas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario