sábado, 7 de mayo de 2011

¿A quién votarás para que gobierne tu vida? (2ª parte)

Para los que a estas alturas hayáis decidido derrocar al ego instaurando el alma y os preguntéis cómo, allá va esto. Suena complicado, ¿verdad? Bien, esta que os escribe es la persona más egocéntrica que habéis conocido, sin saberlo me había dejado dominar por el ego toda mi vida. Porque me sentía vulnerable, débil, y el ego me ofrecía la seguridad de apartarme de todo lo que daba miedo. Y así fue, me creé una coraza de egocentrismo que me alejaba de todos. Cuando supe que todo esto me pasaba y busqué el modo de quitármela (sin mucha fe en ello, era algo tan intrínseco en mi persona que veía imposible deshacerme de ella) leí que lo único que había que hacer era ser consciente de que el ego existía, darte cuenta que quien juzga es él, quien da certezas es él, quien cree que tu modo de ver el mundo es el mejor es él, quien quiere que te veas especial y que nadie está a tu altura es él, quien hace que te ofendan los demás es él; y siendo consciente de que existe reírte de él sin dejar que te domine. Aconsejaban  hacer este ejercicio de comprobar la existencia del ego durante 24h y luego ver qué pasaba. Y lo hice, había que probar. Comencé a prestar atención a mis pensamientos y así fue como conocí al ego. Lo oía decir “tal persona mira lo que hace, no tiene ni idea” Y le dije “anda, así que este eres tú”. Y comencé a no hacerle caso, comencé a decirle “tú no lo haces mejor, es una debilidad como tú tienes la tuya, compréndelo, acéptalo y compadécete de él porque tú también eres digno de compasión”, porque no se trata de ignorarlo, al contrario, escucharlo atentamente y decirle que no vas a hacerle caso, que ya no quieres enfadarte más sino perdonar. Haciendo este ejercicio os daréis cuenta la de veces al día que juzgamos, culpamos, censuramos, criticamos, nos exasperamos, sentimos rencor, amenaza, ira, ataque, odio etc. y que todo esto es cosa del ego. Si comenzáis a rebatirlo, a perdonar, a no dejar que os ofenda ni os dañe el comportamiento de los demás, inmediatamente comenzaréis a sentir paz dentro de vosotros porque efectivamente cuando perdonamos a los demás nos perdonamos a nosotros mismos, porque lo que condenamos en los demás no es más que nuestro propio reflejo, siempre, eso que tanto te molesta de los otros es lo que hay dentro de ti. No olvidéis nunca esa gran verdad: cuanto más molesto te sientes con los otros, es porque más lo estás contigo mismo, lo que te saca de quicio de los demás es lo que odias de ti y perdonándoles te perdonarás, aceptándolos te aceptarás.  Así que el único modo de reconciliarnos con nosotros mismos y hallar la anhelada paz interior, la felicidad, es reconciliarse con los demás, dejar de juzgarlos, criticarlos e intentar cambiarlos. El cielo y el infierno están en nosotros, somos nosotros quienes nos condenemos al infierno de eterna angustia o absolvemos nuestros pecados y nos damos la paz; nadie más puede condenarte o absolverte, es una tarea tuya. Entiende esto y serás libre.
Así, con apenas 24h de la nueva práctica ya he visto resultados fascinantes. Personas que veía que se alejaban de mí sin saber por qué y que a su vez me sacaban de quicio a mí, de pronto me vi sintiéndome muy a gusto con ellos y viendo como ellos también se acercaban a mí. Dejé de verlas odiosas para pasar a sentirme a gusto con ellas y, a su vez, en menos de 24 h, recibí un sentido abrazo y unas cariñosas caricias de personas que siempre han rehuido el contacto físico. Ahora que mi coraza ha empezado a resquebrajarse, me he dado cuenta de lo enfadada que estaba con el mundo y, lo que eso reflejaba, lo enfadada que estaba conmigo misma. Porque sentir que todos te sacan de quicio no es más que un reflejo de lo que tú mismo te molestas, cuando aprendemos a no molestarnos por todo -nada es personal, nadie quiere herirnos, lo hacen lo mejor que pueden- dejamos de molestarnos nosotros mismos. Sé que va a ser duro mantener este estado y derrocar al ego pero, vistos los resultados, ahora sé que merece la pena luchar con uñas y dientes por recuperar mi alma. Yo, que tanto hablaba de ella, la había encerrado con una coraza que me alejaba del mundo y me impedía que mi luz brillase y a su vez ver la luz de los demás. Pero eso tiene sus días contados, a mi alma me encomiendo.
PD: No es fácil explicar algo tan complejo y trascedente en un par de post, no dudéis en preguntarme todo lo que no haya sido capaz de aclarar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario