martes, 19 de julio de 2011

La vida es bella

Empezaré disculpándome por la tardanza en actualizar el blog. Pero es verano, los viajes y el tiempo de descanso llaman a nuestra puerta, y aceptar su llamada forma parte de lo que es VIVIR.
El destino elegido fue Italia. Italia, Italia… la bellísima Italia, porque en Italia la belleza se convierte en lenguaje, un lenguaje sin palabras, un lenguaje universal con el que transmitir intensas sensaciones. Y más allá de un lenguaje, se diría que hacen de ella una forma de vida, transmitir y contemplar belleza se torna en un fin en sí mismo. ¿Y acaso no lo es? Vivimos rodeados de beldad por doquier, sólo que acabamos por acostumbrarnos a ella perdiendo la capacidad de asombro ante la maravilla que nos rodea, craso error. Ser capaces de valorar y apreciar la hermosura de la vida es uno de los mayores síntomas de estar vivo con mayúsculas. Dejarse embriagar por una melodía que nos eriza la piel, inspirar profundo cuando una suave brisa fresca nos acaricia, sonreír, sin pudor, al pasar frente a la fachada de esa iglesia ante la que pasamos todos los días, demostrando que no ha perdido su capacidad de fascinarnos… no esperar a que sea la última o la primera vez que contemplamos algo para maravillarnos, porque cada una de las 1001 veces que se muestra ante nosotros, es exactamente igual de bello.
Y esto no sólo se aplica a la belleza de la vida sino a todas sus características. Siempre es igual de maravillosa, de sorprendente, irreverente en ocasiones, de cándida y dulce. Lo que varía es el modo en que nosotros la vemos. Porque lo que vemos fuera no es más que un reflejo de lo que llevamos dentro. Aquellos que ven la vida de color de rosa no son personas ingenuas que desconocen su lado amargo, simplemente reflejan en la vida el optimismo que llevan dentro y deciden quedarse con su lado amable. La gente que es capaz de apreciar la belleza de la vida no hace más que reflejar la belleza de su alma.
Desconozco si los italianos la traen de serie pero sí sé una cosa, y es que para ser capaces de apreciar lo bella que es la vida una cosa es indispensable: equilibrio, calma, serenidad, paz interior o cómo queráis llamarle. Ese estado libre de culpa, libre de miedos, de odio a nosotros mismos, reconciliados con los fantasmas que todos llevamos dentro. Y esta es, amigos míos, la más cruda y terrible de las batallas que libraréis en vuestras vidas. Pero también os diré que ese momento en el que decidimos enfrentarnos al monstruo que habita dentro, con el pánico terrible que nos da mirarle a los ojos en vez de fingir que no existe y vivir evitándolo como solemos hacer, en ese preciso instante estamos un peldaño más cerca del paraíso. Porque vivir con miedo, con ira, con culpa, es vivir a medias, porque nunca verá brillar el sol quien no brille por dentro.
Un tema fascinante y complejo el de la búsqueda de nuestro equilibrio y la batalla contra nuestros demonios. Continuará J

2 comentarios:

  1. Como bien dices, fascinante y complejo este tema,siempre he sido una persona que ha disfrutado de las pequeñas (grandes) cosas de la vida... aún así libro mi batalla personal, mis miedos, mis enfados, mis fantasmas... pero estoy en el proceso de despertar, ya no miro para otro lado, me hago consciente, percibo...estoy presente...aún así no disfruto como quisiera de esas beldades que tengo a mi alrededor... sabia reflexión... por cierto... además de seguidora de tu blog... también me conoces como Siris Siete... ;) un abrazo de luz.

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  2. Hola Anna. Pues lo verdaderamente importante es ESTAR PRESENTE, hacerse consciente y trabajar en ello, lo demás vendrá solo :)Un abrazo

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