sábado, 14 de abril de 2012

Tengamos FE.

La paciencia. La constancia. La perseverancia. El espíritu de lucha. Todos estos términos tienen algo en común y es que, para que podamos desarrollarlos, necesitamos una cosa: La Fe.
La Fe es la capacidad de CREER en que las cosas son posibles. Es una sensación de CONFIANZA que brota de dentro. Nadie puede explicárnosla, ni darnos argumentos a favor o en contra para tenerla; es algo que o hay o no hay dentro de nosotros. Aunque como todo puede aprenderse.

Y merece la pena hacerlo porque para VIVIR hacer falta Fe. Creer en que podemos conseguirlo, en que las cosas pueden suceder, en que todo puede salir bien, en que el universo está de nuestra parte y todo, absolutamente todo lo que suceda, aunque en el momento no lo comprendamos, es para nuestro bien. Esta es la clase de Fe que necesitamos para vivir. La gente busca esta sensación de confianza en pruebas reales y tangibles, necesitamos ver para creer, pero la realidad es otra: Y es que para llegar a VER primero hace falta ser capaz de CREER. Sin creer no conseguiremos ver lo que hay delante de nuestros ojos porque nuestro propio miedo nos ciega.
Pero cuando la confianza nos acompaña, somos capaces de tener paciencia, ya que sabemos que tarde o temprano las cosas ocurrirán. Y así, somos quienes de ir pasito a pasito, sin desistir, luchando en cada recodo del camino, porque esa confianza que brota de dentro es nuestro motor, el saber que acabaremos por conseguirlo es lo que nos mantiene a flote. Recuerdo un experimento que hicieron hace años en que medían el tiempo que una rata tardaba en ahogarse (lo sé, es cruel, pero obviemos eso por un momento y quedémonos con la moraleja). Imaginemos que de media tardaban 30 segundos. Bien, con el segundo grupo de ratas hacían una cosa y es que a los 28 segundos las rescataban. Después de salvadas repetían el experimento y ¿sabéis que ocurrió? Que las ratas tardaban dos minutos en ahogarse esta vez. Porque tenían FE en ser rescatadas y eso aumentaba su capacidad para resistir.

Y esto mismo ocurre en nuestra vida, si creemos resistimos más y al resistir siempre ganamos, SIEMPRE. Porque mantenernos en la brecha siempre, siempre nos enriquece.

Paulo Coelho dice que nuestras batallas personales comienzan con “La suerte del principiante”, esto es, que en cuanto nos ponemos en camino parece que todo nos va de cara y nos animamos a emprenderlo. Y que siempre acaba con “La prueba del conquistador”, o sea, que cuando ya llevamos mucho caminado y mucho luchado, y el desánimo comienza a hacernos mella y las ganas de abandonar nos rondan cada vez más, de pronto todo se vuelve más y más complicado, una prueba que sentimos como insuperable se nos plantea. Aquí es dónde casi todos abandonamos, pero es justo en ese punto, ese momento de última y extrema Fe y perseverancia donde se marca la diferencia y, si resistimos, al final llegamos a la meta y nos volvemos FUERTES.

Seré joven pero en mi corta vida llevo ya alguna lucha personal encima como para haber entendido cuánta razón tenían las palabras de Paulo Coelho. Y no os voy a engañar, ¡cuán dura es “La prueba del conquistador”! Las ganas de desistir son irrefrenables, el cansancio apenas te deja seguir avanzando y el desánimo te tienta con su melosa y sibilante voz.

Pero al final se llega y se vence. Y por eso escribo este post, para que perseveréis, para que alimentéis la Fe y la confianza. Como todas las cosas buenas de la vida hay que regarlas a diario: la fe, el amor, la alegría, el agradecimiento…
Y recordad, que un largo viaje comienza siempre con un pequeño paso y que la inercia de caminar os hará avanzar en el camino.

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