sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Jugamos?

"La Vida es un juego, no un enfrentamiento. Los niños la jugamos, los adultos se disputan el marcador"
Hoy, recién levantada, escuché esta frase y me gustó porque es una verdad como un templo. Los niños nacen sabiendo VIVIR y somos los adultos los que, con toda nuestra racionalidad y falsa madurez, acabamos limitándonos a existir. Así, sacrificamos el mayor don que se nos ha concedido –la capacidad de vivir- en aras de los más variopintos objetivos, de anotar tantos en nuestro marcador, un éxito que nada puede aportarnos porque estamos muertos por dentro.
Y es que, en algún punto del camino, comenzamos a buscar la felicidad en los resultados que se infieren de nuestras acciones. Así comenzamos a sacrificarnos, una palabra tan utilizada por los mayores, y muy descriptiva ya que la Vida jamás ha de ser un sacrificio. Pero lo hacemos, comenzamos a dejar de lado la felicidad del momento en la promesa de una felicidad futura que siempre se nos escurre como agua entre los dedos. Entonces cada vez nos esforzamos más y cada vez la recompensa ha de ser mayor para justificar todo nuestro esfuerzo, y como nunca llega perpetuamos ese bucle que no conduce a ningún lugar salvo a dilapidar nuestra Vida.
Pero las cosas son mucho más sencillas, tanto que la solución nos parece demasiado fácil y nunca la aplicamos. Somos adultos hechos y derechos y queremos complejas soluciones e intrincados logaritmos que nos conduzcan a la satisfacción. Si eso es lo que buscáis, no puedo ayudaros, pero si por un segundo podéis abrir vuestra mente tal vez pueda aportaros algo:
Deja de correr y descubrirás que ya has llegado.
Porque no hay ningún objetivo que alcanzar, no hay nada que DEBAS hacer, no hay que sacrificarse, no te esfuerces tanto, no te pongas tantas metas; sólo juega, solo disfruta con el camino. Los niños saben que la Felicidad no es una meta sino un camino, ellos simplemente disfrutan haciendo lo que hacen, no esperan conseguir nada con ello, es un fin en sí mismo, somos nosotros quienes les preguntamos por la finalidad de lo que hacen y les inculcamos que hay ciertas cosas que no conducen a nada.
Y si somos capaces de tomar esta actitud infantil ante la vida, simplemente jugando y disfrutando de lo que hacemos sin esperar marcar ningún tanto, VIVIR se convierte en algo muy sencillo y tomar decisiones, eso que tanto nos atormenta, también. Sólo hay que hacer aquello que nos haga sentir bien, ya no hay que sopesar a que nos conducen las cosas, si es lo mejor o lo más consecuente. Ya tan sólo se trata de VIVIR, jugar y disfrutar.
JUGUEMOS J

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