miércoles, 30 de marzo de 2011

Coraje de VIVIR o "la alegría de vivir peligrosamente"

Hoy quería hablaros sobre el coraje necesario para VIVIR. Pero me topé con un texto de Osho que lo explica mejor de lo que yo podría hacerlo en mil años. Espero que os inspire tanto como a mí.
“Valentía es adentrarse en lo desconocido a pesar de todos los miedos. La valentía no es falta de miedo. No hay tanta diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde presta atención a sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y sigue su camino. Es apostar, y sólo los jugadores saben lo que es la vida.
Cuando te adentras en un mar desconocido tienes miedo, un miedo terrible, porque nunca sabes lo que puede suceder. Abandonas la orilla de la seguridad. En cierto sentido, estabas perfectamente, pero te faltaba una cosa: la aventura. Te emociona adentrarte en lo desconocido. El corazón empieza a latir de nuevo, estás vivo de nuevo, totalmente vivo. Todas las células de tu ser están vivas porque has aceptado el desafío de lo desconocido. Los miedos están ahí pero, si sigues aceptando el reto, poco a poco, esos miedos irán desapareciendo. La experiencia de felicidad que nos produce lo desconocido, el gran éxtasis que empieza a suceder con lo desconocido, te vuelve más fuerte, te da integridad, agudiza tu inteligencia. Por primera vez, empiezas a sentir que la vida no es sólo aburrimiento, sino aventura. Después, poco a poco irán desapareciendo los miedos.
La palabra coraje proviene de la raíz “cor-” —corazón—, por tanto, ser valiente significa vivir con corazón. Los cobardes y sólo los cobardes viven con la cabeza; están atemorizados, se rodean de la seguridad de la razón. El corazón siempre está dispuesto a arriesgarse, al corazón le gusta apostar. La cabeza es un hombre de negocios. La cabeza siempre hace cálculos, es astuta. El corazón no es calculador. ¿Qué es tu mente? Es todo lo que has conocido. Es el pasado, lo que ha muerto, lo que se ha ido. La mente no es más que pasado acumulado, memoria. El corazón es futuro; el corazón es esperanza, el corazón siempre está en algún lugar del futuro. La cabeza piensa en el pasado, el corazón sueña con el futuro. La mente es muy ortodoxa, muy conservadora. Quiere andar por la senda, por el camino trillado una y otra vez, el camino de menor resistencia. Lo conocido da una especie de comodidad, seguridad, confianza, porque lo conoces. Estás perfectamente informado, sabes cómo abordarlo. En cuanto atraviesas la frontera de lo conocido surge el miedo, porque ahora estarás en la ignorancia, no sabrás qué debes hacer y qué no. No estarás seguro de ti mismo, podrás equivocarte; podrás perderte. Este miedo es lo que mantiene a la gente maniatada, y una persona que está imposibilitada para lo nuevo está muerta. Haz caso a tu corazón: escucha atentamente, muy conscientemente, y nunca te equivocarás. Escuchando a tu propio corazón nunca estarás dividido. Escuchando a tu propio corazón, empezarás a ir en la dirección correcta, sin tener que pensar en lo que está bien o está mal. Síguele adondequiera que te lleve. Sí, a veces te llevará a algún peligro, pero recuerda que esos peligros son necesarios para que madures. A veces te confundirá, pero esas confusiones son parte del crecimiento. Caerás muchas veces; vuelve a levantarte, porque cayéndote y levantándote es como vuelves a recobrar fuerzas. Así es como uno se equilibra.
No seas indeciso, no te preocupes demasiado de equivocarte. Éste es uno de los problemas: se ha enseñado a la gente a no equivocarse, y entonces se vuelven tan indecisos, tan cobardes y temerosos de hacer algo mal, que se quedan paralizados. No pueden moverse por si pasa algo malo. Se convierten en rocas, pierden la movilidad. Olvídate de todo lo que te han dicho: «Esto está bien y eso está mal.» La vida no es estática. Lo que hoy está bien puede estar mal mañana, lo que está mal en este momento puede estar bien en el momento siguiente. Está bien aquello que está en armonía con la existencia, y lo que no está en armonía con la existencia está mal. Tendrás que estar muy despierto en todo momento, porque tienes que decidir espontáneamente. No puedes contar con respuestas premeditadas para lo que está bien y lo que está mal. La vida es así. No puedes prepararte, no puedes estar listo. Ésa es su belleza, ése es el misterio, que siempre te coge de sorpresa, siempre llega de sorpresa. Si tienes ojos, te darás cuenta de que cada momento es una sorpresa y no se puede aplicar una respuesta premeditada.
No intentes comprender la vida. ¡Vívela! No intentes comprender el amor. Instálate en el amor. Entonces sabrás, y ese saber surgirá de tu experiencia. La vida no es un problema. Si la consideras un problema estás dando un paso equivocado. La vida es un misterio que tienes que vivir, amar, experimentar. Porque lo contrario del miedo es el amor. La persona orientada hacia el amor es alguien que no teme al futuro, que no le teme al que tiene junto a él, que se abre, que se expone, que se brinda, que se pone en sus manos. Para lograr el amor debes abandonar el miedo, y tienes tanto miedo porque no puedes ver que amando no tienes nada que perder. No hay nada que temer, no hay nada que perder, no hay nadie en contra tuyo... aún cuando lo sientas... Medita sobre esto y permite que otra persona entre en ti. No pongas barreras, sé un pasaje siempre abierto, sin llaves, sin puertas cerradas”

Y tú, ¿eliges vivir con el corazón o con la mente?

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